Una vez me hice este blog, con apenas 14 años, para contarle al mundo que estaba enamorada. Ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta de que no era amor. Era lo que sienten las niñas cuando alguien les dice todo lo que quieren oír.
Con el paso del tiempo perdí un amigo. Nunca supe por qué, pero nunca le guardé rencor. Te conoció, se enamoró y fuisteis felices. Pero yo nunca quise distanciarme, le apreciaba. Pasamos de ser inseparables a ser desconocidos. Pasó de ser una de las personas con las que hablaba a diario a no ser nadie. Mientras tanto, vosotros teníais la oportunidad de vivir días y días juntos.
Con el paso del tiempo, nuevas amistades fueron surgiendo, y una persona en común: él. De nuevo volví a rogarle al destino que me devolviese los años de amistad que se habían esfumado. Pero no servía de nada. Dolía, dolía haber sido su paño de lagrimas tantos años, si al final no había recibido nada a cambio. Solo me quedaba recordar y reírme, reírme de aquella niña de 14 años y de la mujer que surgió tras ella. La que aprendió a querer cuando conoció a sus primeros amores. Reconozco que abuse de las burlas, pero te aseguro que ninguna fue hecha con maldad, porque le seguía teniendo cariño. Te dolía a ti, pero a él no, porque sabía que yo jamás podría hacerle daño.
Y ahora, de repente, después de tantos años, volvemos a estar en contacto. Y me cuenta que te ha abandonado. Ha dicho adiós a la única persona que me ha odiado sin ni siquiera conocerme, la única persona a la que le hizo daño que alguna vez él y yo fuésemos grandes amigos. Pero tú le querías de verdad, y solo por eso me siento mal. Por lo demás, me alegro. No, no estoy siendo cruel. Ha vuelto mi amigo, ha vuelto porque ha querido, nadie le ha obligado. Y le he perdonado, por supuesto. Lo eché de menos muchas veces. Me acordé de él cuando las cosas no iban bien. Le intenté odiar, pero no pude. Por eso me alegro, porque aunque hayan pasado tantos años, seguimos recordando que fuimos buenos amigos. Aunque hayan pasado tantos años y hayas intentado meter mierda entre él y yo, sigue confiando en mi. Eso es lo único que me deja tranquila. Eso y saber que jamás intenté separaros.
A veces confundimos la amistad con el amor, a veces nos arriesgamos innecesariamente y luego no sabemos como volver hacia atrás. Pero en muy pocas ocasiones tienes la oportunidad de corregir lo que hiciste cuando eras niña. Y sí, quiero darte un consejo: nunca intentes hacer feliz a alguien arrebatándole a las personas que quiere, nunca permitas que los celos te transformen. Él siempre fue mi amigo, y lo seguirá siendo.